DIECISIETE
Las paredes del almacén de "La Luna" están llenas de estanterías cubiertas de una gran capa de polvo. Hace mucho tiempo que nadie limpia ahí, pero ese no es problema ahora para Vero y Marcos.
-Qué pena que tus amigos se hayan tenido que ir tan pronto ¿No crees?
-Así podemos conocernos mejor.
Marcos está cada vez más cerca de esa chica rubia tan peculiar a la que acaba de conocer y a ella no le incomoda la situación. Los dos sonríen y se regalan miradas, cómplices de lo que saben que va a suceder.
-No necesito conocerte para saber cómo eres. Me basta con solo mirarte.
-¿Sí? -Marcos se acerca más a la camarera hasta que la deja pegada a la pared y sin ningún espacio entre ellos dos. Le da un beso en los labios y continúa con su técnica de seducción. -¿Y cómo se supone que soy? -Mas besos, ahora en el cuello.
-Fácil. Un pica flor que piensa que el amor es una tontería, que va engañando por ahí a mujeres para que se acuesten con él y mañana si te he visto, no me acuerdo. Mucho prometer y poco cumplir. Pero yo no soy de esas a las que le comes la oreja y ya se creen que le estás jurando amor eterno. -El chico deja por un momento su tarea, separa la cara de su cuello y la mira con una sonrisa pícara. -Marcos, no te he dicho en ningún momento que pares ¿Te lo he dicho? -El bajista de "Acclaim" se lleva la mano a la sien como si de un soldado acatando órdenes se tratase y continua ofreciéndole sus besos, pero esta vez se centra en la oreja de la chica. Ahora sí que es una de esas a las que les come la oreja. -Solo quiero que sepas que a mí no me la cuelas. ¿Entendido?
-Sí, mi coronel -Sus músculos se tensan al cogerla en brazos y se vuelven a relajar cuando la deja caer sobre la vieja mesa de madera que hay justo al lado de la puerta. Ella le quita la camiseta y se deleita mirando cada uno de los tatuajes que tiene sobre su piel. Se agarra con fuerza a su espalda, cierra los ojos y se deja llevar.
Mientras tanto, en la Calle Rivera de Curtidores número 12, en el ático, el resto de componentes del grupo se preparan para ir a la cama, o al menos para intentar dormir, porque solo hay un colchón. Lo único seguro es que Lucas dormirá en él. Queda un hueco libre y el asunto se solucionará por sorteo, como la mayoría de decisiones que tienen que toman. El otro tendrá que dormir en el suelo junto a Marcos, si es que duerme allí, claro.
Elías se está lavando los dientes, lo cual no le impide hablar, aunque a los demás les cueste entender lo que dice.
-Este tío es subnormal. No entiendo por qué le seguimos siempre el juego.
-Solo le hemos hecho un favor a un amigo.
-Pero no tiene por qué dar por hecho que se lo vamos a hacer. ¿A qué viene contestar que nos tenemos que ir ya cuando Vero dijo que nos quedáramos? Siempre no echa para quedarse a solas con las tías. Ya estoy cansado. A mí esa chica me caía bien y por culpa de Marcos y sus hormonas, no va a querer volver a vernos el pelo.
-Venga, Elías, no te pongas así. -Lucas intenta tranquilizarle. -Teníamos que acostarnos temprano de todas formas porque te recuerdo que prometisteis ayudarme con la reforma de la casa. No le des más importancia a esta tontería.
-Ya verás como al final nos quedamos sin contrato para tocar allí. ¡Ya lo verás! Solo basta con que ella se encapriche de él, cosa que suele pasar, y él la deje tirada, como hace siempre.
-No te precipites. no creo ni que ella haya accedido a acostarse con él. No es ese tipo de chicas, o al menos no lo parece. Ya verás como todo sale bien.
Pablo se limita a escuchar, sin decir una sola palabra. Está de acuerdo en todo momento con su amigo Elías y sabe que Lucas piensa exactamente lo mismo pero no quiere que haya peleas dentro del grupo y solo intenta apaciguar los ánimos. Espera a que Elías salga por fin del cuarto de baño para dejar de pensar. No sabe si lo que le hace estar molesto con Marcos es la razón o el corazón, que esa noche ha latido mucho más rápido de lo habitual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario