martes, 3 de julio de 2012

Con "B" de BERTA: Cap. 2

DOS
Cuatro paredes estrechas. Una de ellas es un espejo de arriba a abajo y otra tiene botones con números del cero al cinco. África pulsa el último botón del ascensor para que este la lleve al piso más bajo. Mientras concluye el corto trayecto le da tiempo a colocarse bien el flequillo frente al espejo y pintarse los labios. Esto último lo hace siempre desde que tenía once años y su madre no le dejaba maquillarse, de modo que no le quedaba otra que hacerlo de esa forma. Con el paso del tiempo se fue convirtiendo en costumbre y, aunque tiene ya veinticinco años y vive sola en un pequeño apartamento, le encanta saber que tiene la habilidad de ponerse guapa en escasos minutos.
El ascensor se para y la puerta automática se abre. Mientras sale, África mira hacia atrás para verse reflejada en el espejo y comprobar una vez más lo bien que le queda esa camiseta blanca de manga corta con esos shorts de color rosa y el bolso inspirado en un capazo. Se coloca las gafas de sol y baja las escaleras que dan a la calle. Es temprano y casi no ha salido el sol, pero las gafas son un complemento más y, aunque ya lleva tres meses trabajando como becaria en la famosísima revista de moda "RuinoGlam", debe seguir causando buena impresión a sus compañeros.
Ya está llegando el verano y no hace mucho frío, de modo que prefiere ir a trabajar dando un paseo y olvida la idea de coger la Vespa que tanto esfuerzo le está costando pagar. Tras unos treinta minutos de camino, llega a la oficina. Todavía no se cree que haya conseguido ese puesto, pero también es cierto que ha trabajado muy duro para conseguirlo y que no se ha rendido a pesar de todos los palos que se ha llevado.
África entra en el edificio y saluda al portero que está sentado en una silla tras el mostrador. Siempre lo hace desde que llegó allí el primer día y le preguntó por el despacho de la señorita Susana Márquez. Él se mostró muy amable con ella y desde entonces se lo agradece con una sonrisa cada vez que pasa por su lado.
De repente, del bolso de la chica se oye la canción Tik-Tok de Kesha y África se apresura a buscar el móvil pero, entre tantas cosas que lleva ahí dentro no lo encuentra y la única solución que se le ocurre es vaciarlo sobre el mostrador. Por fin lo coge y justo antes de descolgar, este deja de sonar. Vuelve a guardarlo todo en el bolso pero esta vez se queda con el móvil en la mano por si a su chico le da por volver a llamarla y, mientras tanto, se dirige hasta su mesa que se encuentra en la tercera planta.

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