domingo, 28 de abril de 2013

Supersubmarina. Santacruz.

Veintiséis de abril de 2013. Hoy es el día. He quedado con Alejandra a las ocho en la parada del autobús para que nos dé tiempo a cenar y encontrar el Baluarte antes del concierto. Cuando la veo aparecer, me quito los cascos, apago el iPod y empezamos a caminar. Ale ha hecho sándwiches de jamón York y queso roquefort (cómo me conoce la jodía) y segundos después de que me lo diga se me empieza a hacer la boca agua. Buscamos una barraca donde comprar una botella de agua, y ponemos rumbo a la Alameda.
Entre charla y charla, empezamos a escuchar música a lo lejos, lo cual quiere decir que no estamos perdidas. El problema es que nosotras tenemos entradas que nos permiten acceder a la prueba de sonido y ESO que estamos escuchando tiene toda la pinta de que ES la prueba de sonido.
Llegamos al Baluarte y vemos a través de las rejas que ya ha gente dentro, pero las puertas están cerradas. Buscamos otra puerta por la que se pueda acceder, pero nada de nada. Lo único que podemos hacer es sentarnos en un banco y escuchar, así que eso es lo que hacemos; pero Alejandra ve una ventana en la que hay un hombre y me dirijo hacia él a preguntarle.
  -Perdona, ¿Esta es la prueba de sonido?
  -Sí, es esta.
  -Es que nosotras tenemos entradas.
  -Pues ya ha empezado...
Obvio.
    -... venga, pasad.

Aviso a Alejanda y entramos. No hay demasiada gente, así que nos ponemos en primera fila y allí disfrutamos (unos más que otros) de los ensayos del grupo que no duran mucho porque se supone que han empezado hace ya rato.

Terminan de comprobar el sonido y Jose, el vocalista, nos dice que lo siente mucho, pero que no tienen mucho tiempo para hacerse fotos porque la cosa se ha alargado más de lo previsto. Aún así, bajan todos del escenario y estamos con ellos bastante rato. Me hago fotos con todos y Jose el chino me escribe una dedicatoria en el disco. "Para Cristina con mi cariño. Un beso. Chino." y muero de amor. No puedo ser más feliz en ese momento.
Minutos más tarde, mi rotulador es ya famoso y ha pasado por las manos de todos los del grupo, pero también de todas las personas que había allí. Ya no sé ni donde está y lo doy por perdido, pero Alejandra lo recupera y yo me lo guardo en el bolso, lo cual no significa que no vaya a pasar por más manos en esa noche.
Se acaba el tiempo y volvemos a salir todos, lo cual me parece muy injusto porque ahora nos toca ponernos en la cola que ya había empezado la gente que estaba fuera, pero como a nosotras nos toca justo delante de un banco, nos sentamos y aprovechamos para cenar.
Cada vez la cola es más larga y por fin abren. Entramos por segunda vez, pero esta vez andando rápido para coger buen sitio, pero sin parecer fans histéricas. Andar rápido es el punto intermedio perfecto. Ya hay un grupito de gente dentro y Alejandra lo ve claro:
  -¡Valla, valla, valla, valla!
Así que nos aferramos a la valla, en primera fila y a menos de un metro de los altavoces. Hoy saldremos de allí sin oídos.
Poco a poco me voy echando a la derecha, empujando disimuladamente al chaval que tengo al lado para ponernos más centradas. No es que tengamos un mal sitio, pero empujar es más divertido.
Las luces se apagan, empieza el concierto y yo disfruto como una niña chica, aunque hay uno que disfruta más que yo. Está justo en el centro, en primera fila y no se corta en darlo todo. Él vive el momento, igual que Alejandra en el concierto de Amaral.
El grupo va alternando canciones de diferentes discos, yo canto como una loca, el vocalista cambia la letra de un par de canciones para referirse a Cádiz e incluso a Ale le acaba gustando uno de los temas que cantan. La noche no podía haber ido mejor.
Cuando termina el concierto, tiran púas y las baquetas al público, pero a mí no me cae nada. Aún así, mi estado de felicidad es extremo y no me importa. Yo sigo a mi rollo cantando a capela y comentándolo todo. No me llevo púas pero me llevo una noche magnífica acompañada de una magnífica amiga. Una magnífica hermana. Y sinceramente, ni puedo ni quiero pedir más.



jueves, 25 de abril de 2013

Con "B" de BERTA. Cap 28

VEINTIOCHO
  Las paredes de su estómago se encogen y se le forma un nudo en la garganta que casi no le deja hablar. Intenta calmarse pero no le resulta fácil.  Si la noticia de que Alejandro haya conseguido que el equipo de castings de PedrosaTV se reúna para que ella pueda hacer la prueba le ha puesto los pelos de punta, que ahora le pida ser su representante le ha dejado helada. Ambas cosas eran algo que jamás se habría imaginado cuando vio el mensaje del señor Mateo en la pantalla se su móvil. Le cuesta creérselo, pero es verdad. Allí está Alejandro, el que le había conseguido tantos trabajos cuando era niña, diciéndole que podría conseguir que llegara a lo más alto, contándoselo como él siempre lo hacía, gesticulando y mirando hacia el vacío como si estuviera viendo el futuro.
  -Pues... Así en frío, no sé qué decirte. Me pillas totalmente por sorpresa. -Dice Berta mientras se acaricia el brazo derecho y luego se muerde el labio. - Es que no me esperaba nada de esto. Llevo casi dos años intentando volver a entrar en este mundo y de repente llegas tú, me mandas un mensaje a las tantas de la mañana porque me has conseguido algo y quieres ser mi representante. -Los ojos de la chica se humedecen con lágrimas que procura esconder, pero ni ella misma sabe si son porque está sintiendo alegría por las nuevas noticias, o tristeza por haber dicho en voz alta que lleva ya mucho tiempo intentando algo sin conseguirlo.
  -Berta, cariño, no te preocupes. No es necesario que me contestes ahora. Este tipo de cosas hay que pensárselas mucho. No son decisiones que se puedan tomar a la ligera. -Se levanta y se sienta en la silla de al lado de la chica para rodearle los hombros con su brazo izquierdo y acercarla a él. -Los dos sabemos que  este mundo, como tú le llamas, es muy duro y no puedes confiar en cualquiera; pero yo he trabajado mucho tiempo contigo y sé que tienes talento. -Berta le mira a los ojos y sonríe un poco avergonzada, pero agradecida por oír esas palabras. -Sé que juntos podemos y yo estoy dispuesto a darlo todo para que llegues a lo más alto.
  -Yo...
  -No quiero que me contestes ahora -Alejandro le corta antes de que pueda decir nada. - Tómate tu tiempo y no te sientas presionada por lo del casting. Decidas lo que decidas, yo me sentiré orgulloso de ti y haré todo lo posible para que esa prueba salga perfecta.
  -Muchas gracias. Veo que no has perdido ese don que tenías de animarme siempre jajajajaja.
  -Las cosas buenas no tienen por qué cambiar nunca, ¿Verdad?
  -Verdad.
Los dos se quedan callados un momento hasta que Berta rompe el silencio.
  -Sí quiero
  -¿Qué?
  -¡Que sí quiero! ¿Acepto tu proposición y quiero que seas mi representante!
Representante y representada se abrazan felices y el Señor Mateo llama al camarero.
  -¡Traiga una botella de champagne!¡Tenemos algo que celebrar!
 

sábado, 20 de abril de 2013

Con "B" de BERTA. Cap. 27

VEINTISIETE
  Las paredes del despacho de la casa de Miguel están llenas de estanterías con libros, casi todos sobre fotografía. Algunos los ha comprado él, otros los heredó de su padre y otros, simplemente no recuerda cómo llegaron allí. Siempre le ha gustado la lectura, aprender cada día cosas nuevas y ponerlas en práctica con su cámara de fotos, en la cocina o con lo que corresponda su nueva habilidad. Es un hombre que sabe de todo y eso le gusta mucho a África. Incluso podría decir que es lo que más le gusta de él. En realidad, ahora que lo piensa, es que no hay nada que no le guste. ¡Ese hombre es perfecto! Salvo por el tema del trabajo, claro... No podía ser todo tan bonito.
Mientras se maquilla en el cuarto de baño, observa a través del espejo a su chico sacando una camiseta vieja de uno de los cajones del mueblecito blanco y se la pone. Mira que la camiseta es fea, pero hasta eso le queda bien. No puede dejar de mirarlo, de arriba a abajo y de abajo a arriba, una y otra vez. Miguel se da cuenta de que no le quita ojo y le sonríe a través del espejo también. Ella se queda embobada con una sonrisita tonta en la cara hasta que mira su propio reflejo y se da cuenta de la situación. Se pone seria y sigue maquillándose.
  -¿Tienes algún plan para hoy? -Pregunta Miguel interesado.
  -¿Por qué? -África se muestra distante. Se muere de ganas de que él le proponga algo juntos, pero no entiende por qué se siente así. Ella siempre ha sido una mujer libre y ya ha tenido suficiente pasando la noche con él. En cualquier otro momento estaría deseando salir por la puerta e ir con Berta de compras o a tomar algo, pero esta vez no es así. Solo le apetece estar con él. Abrazados, tumbados, charlando de un tema sin importancia o callados. Lo único que quiere es respirar el mismo aire su jefe. ¿Se estará enamorando? No. Seguro que no. No puede ser. Solo llevan juntos un mes y se conocen desde hace tres. Ella no es de las que se enamoran rápidamente. Incluso podría decir que nunca ha estado enamorada, así que lo más seguro es que hoy se ha levantado cariñosa y nada más. Tiene ganas de mimos, simplemente eso.
  -¿Qué te parece la idea?
No obtiene respuesta.
  -¿África?
  -¿Sí? Perdona, es que estaba pensando en mis cosas.
  -No me estabas escuchando.
África pone cara de niña buena. Esa cara con la que consigue que a Miguel se le derrita el corazón y se lo perdone todo.
  -Que sí. Venga, tonto, repítemelo, que no me he enterado muy bien.
  -Claro. ¿Cómo te vas a enterar si no me estás prestando atención? -Miguel no es capaz de enfadarse con ella y mucho menos por una tontería así, pero no soporta que le hagan hablar para nada.
  - Es que cuando te miro, esos ojazos grises que tienes se apoderan de mi pensamiento. -Se gira, se acerca a él y le da un beso suave mientras le rodea el cuello con sus brazos. Miguel sonríe y se rinde.
  -Decía que si te querías quedar ayudándome con el trabajo y así tenía la tarde libre para hacer lo que quisieras.
La sonrisa que había aparecido en la cara de África tras su victoria desaparece instantaneamente. Trabajo y más trabajo. Este hombre no piensa en otra cosa. No quiere discutir, así que decide cambiar de tema sin contestar a la pregunta.
  -¿Y si mejor te doy mi regalo? Ayer se me olvidó dártelo con los nervios de que todo saliera bien. -La joven vuelve a sonreír y se pone de puntillas. Siempre le ha hecho mucha ilusión dar regalos y esta vez no iba a ser menos.
  -He de reconocer que yo también tengo algo para ti, pero ayer no quise despegarme de tu boca ni un segundo y preferí dejarlo para otro momento.
  -¡Regalos! ¡Regalos! -Dice mientras salta con los pies juntos y da pequeñas palmadas. Es como una niña pequeña en la mañana de Reyes, piensa Miguel y vuelve a sonreír.
  -Voy a por tu regalo. Ahora vengo.
  -Y yo a por el tuyo. ¡Seguro que te encanta!

martes, 9 de abril de 2013

Con "B" de BERTA. Cap. 26.

VEINTISÉIS
Las paredes del viejo edificio en el que vive ahora Lucas se van quedando atrás desde el mismo momento en el que los dos amigos empiezan a correr. El cielo está nublando a pesar de ser verano, pero eso no impide que la calle esté llena de personas, sobre todo turistas que andan despistados buscando los monumentos más emblemáticos de Madrid. Pablo y Lucas intentan acelerar el ritmo, pero es imposible correr entre tanta gente.
  -Esto parece una carrera de obstáculos. Yo así no puedo.
  -Anda, Pablete, que lo que te pasa a ti es que no tienes resistencia física ninguna y estás ya que no puedes más jajajaja. La próxima vez me traigo a Marcos, que seguro que aguanta más que tú.
  -Ya... -Pablo lo dice tan bajo que Lucas casi no lo oye.
  -¿Qué te pasa?
  -Nada.
  -¿Seguro?
  -Sí.
  -No me lo creo.
  -Eso no es cosa mía.
Lucas frena en seco y Pablo hace lo mismo cuando lo ve.
  -¿Por qué paras?
  -No me voy a mover de aquí hasta que no me digas qué te pasa con Marcos.
Pablo suspira mirando al suelo y acto seguido levanta la cabeza en dirección a Lucas.
  -Te lo cuento si nos tomamos mientras una cerveza.
  -Jajajaja ¡Sabía que estabas agotado! Venga, anda, vamos donde ayer a ver cuantas marcas tiene la camarera esa en el cuello.
  -No, mejor vamos a otro sitio. Para una vez que estoy en Madrid, no voy a ir siempre al mismo bar, ¿No?
  -¿No te gustó?
  -Claro que me gustó. Lo pasamos muy bien.
  -¿Entonces? Es el sitio más barato que conozco y no es que estemos muy bien de dinero ahora mismo. Además, tenemos que asegurarnos de que Marcos no nos ha fastidiado el contrato para Acclaim.
  -Oye, que soy yo el que tiene el problema. Me toca a mí elegir sitio.
  -Está bien... Tú decides, pero espero que sea un sitio barato o me vas a invitar tú.
  -Hecho.
  -¡Joder! ¡Sí que es grave lo que te pasa! ¿De verdad me vas a invitar? ¡Esto no lo he visto yo nunca en mi vida! Jajajajaja
  -¡Qué cabrón! Vamos anda, que mis piernas ya no pueden con mi cuerpo.