sábado, 19 de enero de 2013

Con "B" de BERTA. Cap. 24

VEINTICUATRO
Las paredes de la habitación se han ido iluminando a medida que amanecía y África y Miguel no ha dejado de mirar la ciudad a través del gran cristal. Los dos cuerpos desnudos permanecen abrazados, como lo han estado durante toda la noche.
  -Me acabo de enamorar de estas vistas. -Dice África mientras roza el pecho de Miguel con la yema de sus dedos.
  -Y yo de estas. -Contesta el joven mirando a su chica. Los dos sonríen y se besan. -Me quedaría así toda la vida.
África se coloca encima Miguel y lo vuelve a besar. Se miran, sonríen, se besan. Un beso tras otro, cada uno más intenso que el anterior, pero menos que el próximo hasta que el joven coge la agarra de la cintura y la separa.
  -Vamos, Afri, tengo mucho trabajo que hacer y no puedo permitirme quedarme aquí tumbado toda la mañana.
  -Bueno, si quieres me tumbo yo y tú te pones encima. -Le regala una sonrisa pícara mientras se sienta sobre su cintura.
  -Mmmm... Muy tentador, pero tengo que levantarme ya, en serio. -Miguel se incorpora en la cama, le da un beso a la chica más maravillosa que conoce y ella se rinde ante sus labios, de modo que se echa al otro lado de la cama para que él se pueda levantar. Esta vez no le regala ninguna de sus sonrisas y finge estar enfadada, pero Miguel ya la conoce demasiado y sabe que es puro teatro. Posa los pies en el suelo, se frota la cara con las manos y comienza a caminar hasta la ducha.
África no puede creerlo ¡Ha fingido estar enfadada y no le ha hecho ni caso! ¡Pues se va a enterar! O por las buenas o por las malas, pero tiene muy claro lo que quiere y está dispuesta a conseguirlo.
Empieza a sonar el agua cayendo de la ducha, calcula algunos segundos para que Miguel se empiece a duchar, se levanta de la cama y corre de puntillas para no hacer ruido hacia el cuarto de baño. Abre la puerta lo más sigilosamente posible mientras se siente una invasora camuflada por el vapor del agua, se mete en la ducha y abraza sensualmente a su novio por detrás.
  -Ya me estañaba a mí que te hubieras quedado tan calladita.
  -Bueno, para lo que yo quiero no hace falta hablar.
  -Cariño, te he dicho ya que no tengo tiempo. Antes de las dos tiene que estar todo listo y voy muy atrasado. Si quieres, quedamos para comer pero ahora no pue... - África no lo escucha, solo se dedica a darle mordisquitos en la oreja. Sabe que no puede resistirse a ellos y, efectivamente, Miguel da media vuelta para ponerse cara a cara con su chica y la besa. -Me vuelve usted loco, señorita Sanz. Controla mi cuerpo a su antojo.
  -Luego me darás las gracias. Ahora calla y bésame. Los domingos hay que disfrutarlos desde por la mañana.

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