domingo, 20 de enero de 2013

Con "B" de Berta. Cap 25

VEINTICINCO
  Las paredes decoradas con grandes frescos y ayudadas por alguna que otra columna de orden jónico con un capitel más que trabajado soportan el peso del techo del local, alumbrado por enormes lámparas de araña. Todo lo que hay allí parece haber costado carísimo y Berta no quiere moverse mucho para no romper nada. Nunca había estado en un sitio tan lujoso y la verdad es que no se siente muy cómoda allí, pero no va a decirla nada al Señor Mateo porque se muere de curiosidad por saber qué es eso tan importante que le tiene que contar.
Los dos se sientan en una de las mesitas que están pegadas a la pared, apartados del jaleo de la barra y la terraza. El mantel es blanco impoluto con las esquinas bordadas en un tono ocre y las sillas son bastante cómodas a pesar de tener ese aspecto clásico, como si fueran de otro siglo.
  -¿Qué vas a querer?
  -No sé. Un café estaría bien. -Berta no está del todo a gusto. Al fin y al cabo hacía ya más de diez años que no veía al que fue su representante y no sabe cómo comportarse con él. El paso del tiempo ha enfriado la relación
  -Veo que ya no te pides el batido de fresa como hacías antes jajajaja.
  -No, ya no... -La joven se sonroja y mira hacia abajo. Parece ser que ese señor que tiene sentado frente a ella no la ha olvidado lo más mínimo. -¿Y tú? ¿No vas a tomar nada?
  -No, yo ya he desayunado. Pero bueno... ahora que lo dices, ¿Qué te parece si nos pedimos un minicake para los dos? ¿Te acuerdas cuando te comías uno todos los días para merendar sin que tu madre se enterara? -Alejando sonríe al recordar a esa inocente niña comiendo a escondidas y Berta no puede evitar el contagio de esa sonrisa que la hace estar un poco más relajada.
El camarero, con un aspecto muy formal gracias al uniforme compuesto por un pantalón negro, una camisa blanca y una pajarita a juego con el pantalón se acerca a la mesa para tomar nota a los recién llegados.
  -Buenos días. ¿Qué van a tomar?
  -Para ella un café y un minicake de chocolate y, para mí... un zumo de naranja natural, por favor.
  -¿Cómo desea el café, señorita? -Le pregunta el joven camarero a Berta.
  -Con leche.
  -Ahora mismo se lo traigo. -El camarero anota el pedido y se marcha sin hacer ningún ruido.
  -¿No decías que ya habías desayunado? -Pregunta Berta sonriendo.
  -Sabes que siempre he sido de comer bien jajajajajaja. -Los dos sonríen y por fin se relajan. Vuelven a hablar como si no hubieran pasado ni  un mes separados hasta que lo dos se callan cuando llega el camarero con el pedido.
  -Aquí tienen. El café con leche, un zumo de naranja natural y la especialidad de la casa, un minicake de chocolate. Que aprovechen.
  -Gracias. -Responden al unísono y cada uno se pone a remover su bebida. Los dos se quedan en silencio aunque por la mente de Berta pasan muchas cosas. Está deseando saber qué es eso tan importante que le tiene que contar Alejandro y cuánto más tiempo pasa sin saberlo, más nerviosa se pone, pero no se le ocurre ninguna forma sutil de preguntárselo y tampoco quiere parecer ansiosa. Se miran y él respira hondo.
  -¿No me vas a preguntar para qué te he traído aquí?
  -No sabía cómo hacerlo. -Contesta Berta sonriendo para quitarle importancia a la tensión que tiene en todo el cuerpo.
  -Está bien. Verás, no quiero que te sientas obligada a hacer nada, ¿De acuerdo? Es solo una idea y tú decides si quieres hacerlo o no. Quizás te lo tenía que haber preguntado antes de haberlo organizado todo, pero es que -Berta no puede aguantar más e interrumpe a su compañero de mesa.
  -¡Es que qué! Dime lo que sea y yo decidiré si has hecho bien o mal, pero dímelo ya, por favor.
  -Tienes razón, no quería ponerte nerviosa.
  -No pasa nada.
  -Verás, ¿Conoces a la productora PedrosaTV?
  -Sí, claro. Trabajé con ella hace algunos años, pero cancelaron el programa al poco tiempo de incorporarme a la plantilla.
  -Pues hace uno meses empezaron los casting para copresentadora de un nuevo programa y...
  -¿Y? -El corazón de Berta latía a tal velocidad que parecía que se le fuera a salir del pecho.
  -Y he hablado con el director del casting para que te hagan una prueba.
  -Aaaaaaaaahhhhhhhh!!! ¡¡NO ME LO PUEDO CREEEEER!! ¿De verdad? -La joven se levanta de su silla a tal velocidad que casi tira todo lo que hay encima de la mesa y se abalanza sobre Alejandro para darle un abrazo. -Muchísimas gracias, de verdad. No sé qué hacer para agradecértelo.
  -No me tienes que agradecer nada. Solo me he tenido que poner en contacto con un viejo amigo y si lo he hecho es porque sé que eres perfecta para ese trabajo.
  -Espero no defraudarte. ¿Cuándo son las pruebas? -Berta no se está quieta en la silla desde que se volvió a sentar. No es posible lo que está sucediendo.
  -Aún no lo sé. Verás, el casting terminó ya hace una semana, pero no han encontrado a una chica que les convenza. Yo les he hablado de ti y les he mandado los vídeos que guardo de cuando eras más pequeña y los que he encontrado en Youtube de cuando ya no trabajabas conmigo.
  -Qué vergüenza. -Berta se sonroja al recordar esa época.
  -Me han dicho que se acuerdan de ti y que quedaron muy contentos aquellos meses que estuviste en el programa, lo cual es un punto a tu favor. Ellos ya te conocen y tienen una buena visión de ti. No te pongas nerviosa y todo saldrá bien. Si quieres, podría volver a ser tu representante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario