QUINCE
Las viejas paredes de "La Luna" llevan horas escuchando las conversaciones de esos cuatro chicos y, desde no hace mucho, de esa chica que se les ha unido.
Uno de ellos, el más bajito, es también el que menos habla. Se limita a oír, sonreír y beber, aunque de vez en cuando se arma de valor y da su opinión sobre algunos temas. Debe ser un chico muy tímido y no le gusta exponerse demasiado a la gente. Suerte que, cuando toca con el grupo, él se esconde detrás de su enorme batería y se olvida de todos aquellos que le están mirando. Solo en ese momento, expresa lo que real mente piensa, y lo hace a través de la música; Otro de ellos, el que parece ser el líder, está muy contento. No le quita ojo a la camarera que se sienta con ellos cada vez que tiene un ratito libre entre pedido y pedido. Sabe que tiene un buen físico y lo saca a relucir cada vez que puede, ya sea diciendo las horas al día que se machaca en el gimnasio o adoptando posturas imposibles en aquel minúsculo taburete sobre el que reposa sus apretados glúteos. Uno de sus brazos está cubierto totalmente por tatuajes, y el otro va por el mismo camino, aunque también ha impregnado con tinta otras partes de su cuerpo que no están a la vista. Sus ojos marrón miel lucen perfectamente junto a sus rizos oscuros, y la argolla que tiene en el labio inferior culmina con ese conjunto hecho para la atracción de muchas mujeres; El tercero de los amigos lleva toda la noche de arriba para abajo. No para quieto, y es que no puede creerse que tenga delante otra vez a Lucas, su gran amigo. Ese que siempre está a su lado y aporta un toque de sensibilidad a esa panda de brutos. Aprovechando su momento de hiperactividad, sus amigos no paran de mandarlo a la barra a pedir todas las cañas que hagan falta y él lo hace gustoso. Además, sabe que así Marcos podrá estar más tiempo con Vero. Apostaría todo lo que tiene a que esa camarera va a acabar esa misma noche en la trastienda con su amigo, pero él no tiene nada que ver en ese asunto, así que se olvida del tema y sigue ejerciendo de camarero temporal. Hace poco que se ha quitado el gorro de lana. No acostumbra a hacerlo, pero la temperatura en el local es bastante alta y, después de todas las cervezas que se ha tomado, es inevitable tener calor. Lógicamente, ahora tiene el pelo despeinado, pero eso a él no le importa. Sus amigos se preguntan constantemente cuál será el motivo de que siempre lleve un gorro puesto. Es el único que tiene el pelo rubio en el grupo y, si quisiera, podría sacarle partido a eso. En cambio, él se siente mejor con la cabeza cubierta; El cuarto componente del grupo, Lucas, no está nada mal. Tiene unos enormes ojos verdes, los cuales tapa con su flequillo. Desde que sus amigos lo conocen, lleva el pelo así, arreglado pero informal. Es la típica melena que parece no requerir ningún tipo de esfuerzo pero que tiene que llevar a recortar las puntas cada dos por tres, tiene que echarse todo tipo de cremas para que tenga brillo, un reparador para el pelo castigado y un largo etcétera de cuidados que ninguno de los demás componentes del grupo estarían dispuestos a soportar. A esa melena perfecta se le une una barba característica de unos dos o tres días sin afeitar, aunque en realidad si que lo ha hecho. Se la recorta cada día hasta dejarla perfectamente a su gusto, justo para que se le vea ese pequeño lunar que tiene un poco más arriba de la comisura de los labios desde pequeño. Su abuela le decía que le hacía mucho más guapo si es que se podía y él siempre hacía caso a su abuela.
Todos ellos tienen un mismo tatuaje. Se lo hicieron juntos cuando más pequeño de ellos cumplió los dieciocho años. La palabra "Acclaim" luce sobre sus cuerpos como símbolo de unión eterna. Una prueba de la amistad que se tienen y se seguirán teniendo. La historia de aquel día es la última anécdota que le han contado a la camarera y cada uno de ellos le ha enseñado su tatuaje.
-Yo también tengo alguno que otro .-Dice Vero
-Uy, uy, uy... ¿Y por donde los tienes? -Pregunta Marcos intrigado a más no poder. Ese tipo de cosas le gustan mucho.
-¡A tí te lo voy a contar! -Responde Vero sonriendo.
-¿A quién mejor que a mí? Yo soy un experto en tatuajes... y en mujeres, también. -Le contesta el bajista del grupo guiñándole un ojo.
-Sigue soñando, anda. -Le dice la camarera mientras se da la vuelta y se dispone a recoger una de las mesas del local que se han quedado vacías. Cada vez hay menos gente y es que ya va siendo hora de cerrar. David, el otro camarero, ha terminado su turno y se fue hace ya rato. Allí solo queda una pareja que, por los besos y los mismos que están compartiendo, se irán pronto del bar para tener un poco más de intimidad; además del grupo Acclaim y de Vero, que está ya poniéndolo todo bien ordenado para acabar su jornada.
Los chicos empiezan a recoger sus cosas para no molestarla, pero ella les hace un gesto con la mano para que se esperen y les dice
-¿Nos tomamos la última así ,en petit comité?
Pero Marcos no da tiempo a que los demás contesten.
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