Hoy es un día raro. No sé por qué pero estoy más sensible de lo normal. Por un lado, los exámenes me tienen asfixiada y todavía me queda una semana más de estudio. Se supone que debería estar contenta porque cuatro días después de quitarme ese peso de encima, iré a un concierto de Alejandro Sanz acompañada de la mejor persona que jamás podría imaginar, aquella que me dio la vida y a la que le debo tanto. Intento centrarme en eso, agarrarme a ese concierto como a un clavo ardiendo, pero no me sirve. Parece que mis manos se sueltan y que ese apoyo no es suficiente para mí. Aún así, me queda ese viaje a Berlín que tantas emociones me transmite y que me conseguirá reunir con una persona a la que hace demasiado tiempo que no veo; ese viaje que tanto tiempo llevamos planeando y del que volveremos con la maleta cargada de anécdotas, pero tampoco me sirve. Sé que allí me va a faltar una persona muy importante, que sin ella no va a ser lo mismo, a pesar que una de sus habilidades sea sacarme de quicio cuando más estrés llevo encima.
Sé que parezco una niña chica que lo tiene todo y quiere más, que no se conforma con lo que le rodea. Una niña ambiciosa que no consigue ser feliz porque no es capaz de ver todo lo que tiene, sino lo que le falta. Y lo que me falta a mí es el apoyo de los que me quieren. Mi felicidad se compone de pequeñas cosas, las cuales me gusta compartir con los demás y sé que hay algo con lo que no puedo hacerlo. Por lo tanto, no me permite ser del todo feliz. No puedo hablar con mis amigos y mi familia de aquello que tanto me llena porque no son capaces de comprenderme. No entienden que admire tanto a alguien que no conozco y realmente es algo raro, difícil de comprender, pero eso es realmente lo que yo siento. Admiración. Admiración por tres personas. Tres mujeres, para ser más concretos:
La primera, sin duda, es mi madre. No hay palabras para describir su grandeza.
Las otras dos, sin ser una más importante que la otra, son Edurne y Anna. Y ahí es donde está mi problema. Dos personas de las que sé más bien poco. Por qué el hecho de admirarlas tanto entonces. La respuesta es bien sencilla aunque muchos no la comprendan. Resulta que esas dos personas han conseguido hacer de su pasión un modo de vida. Que han construido su sueño a base de esfuerzos, sin ninguna ayuda. Que a pesar de lo típico que se dice de que están ahí por su cara bonita, cada día demuestran que eso no es cierto, que son auténticas profesionales. De caras bonitas está el mundo lleno y no por eso llegan a alcanzar lo que ellas dos. Que no son una moda pasajera en el mundo del famoseo como la mayoría de caras bonitas, sino que han llegado hasta ahí para quedarse y son muchos años ya los que las respaldan.
Mucha gente no estará de acuerdo conmigo en esto, pero es mi forma de verlo. Y aún siendo tan grandes como son, no se les ha subido la fama a la cabeza. Siguen demostrando cada día su humildad y su agradecimiento a todas aquellas personas que seguimos sus trabajos. Digáis lo que digáis, eso es digno de admirar, lo cual hago yo, pero parece que debo guardármelo para mí. Que no puedo gritárselo al mundo y mucho menos a la gente a la que quiero. Parece que debo esconderlo para no parecer que estoy loca, que la gente que me entiende es gente a la que casi no conozco y está a kilómetros de distancia de mí.
Gracias a internet he encontrado ese apoyo con el que desahogarme, charlar y sonreír recordando momentos que ninguno de nosotros ha vivido en persona, pero sí por televisión. Y ahora resulta que eso me distancia aún más de mis amigos porque soy una pesada. No tienen ni idea de cuánto daño me provocan con todo esto, pero entiendo que al no sentir lo mismo que yo, no sean capaces de comprenderme. Por eso no me enfado, no me enfrento a ellos, pero a veces me hacen sentir que estoy sola. Que quizás debería haber nacido en otro lugar donde hubiera más gente como yo. Otro lugar en el que pudiera seguir de cerca a aquellas personas a las que tanto admiro. Pero claro, para estar completa al cien por cien, en ese otro lugar también deberían haber nacido mis amigos, lo cual es mucho más difícil aún. No necesito hacer un balance para saber que prefiero quedarme como estoy ahora, habiendo conocido a las personas tan maravillosas que me rodean en mi día a día, pero como dije antes, a veces me siento sola y por desgracia, este es uno de esos momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario