TREINTA Y OCHO
Paredes a oscuras. Suena la alarma del móvil que tiene enchufado en la pared de la habitación, justo al lado del colchón que ya ha sido trasladado desde el salón. Lucas se sienta sobre el mismo, silencia el aparato y se lleva las manos a la cara mientras bosteza. No ha pegado ojo en toda la noche pensando en lo que pasó ayer, pero sobre todo, pensando en lo que va a pasar hoy. Se suponía que sus tres amigos habían viajado hasta Madrid para darle ánimos en su primer día de trabajo como miembro de la banda de un programa de televisión y al final resulta que dos de ellos se fueron mucho antes de tiempo. El primero fue Marcos, que no soportó que nadie le dijera lo que tenía que hacer e impuso sus normas rompiendo la unión que había entre los cuatro marchándose sin ni siquiera despedirse. Y luego fue Elías el que se marchó cuando él mismo le recriminó que no hubiera tenido paciencia con Marcos. Al menos le sigue quedando Pablo, que está ahora mismo dormido en el otro lado de la cama, si es que se le puede llamar cama a un colchón puesto en el suelo. Se promete a sí mismo que después de los ensayos de hoy, si sale temprano se pasará por el Ikea para comprar muebles baratos y decorar la casa con todo lo necesario para vivir allí el tiempo que dure su nueva aventura.
Se levanta de la cama y se pone una camiseta para no desayunar sólo en boxers. Se lava la cara en el cuarto de baño y agradece haber arreglado ya el grifo de la cocina cuando se dispone a hacer el café. Pone pan de molde a tostar y mientras se prepara un zumo de naranja que se toma en cuanto está listo. Busca por la cocina algún condimento que untar en las tostadas, pero sólo encuentra un bote de mermelada que compró el mismo día que llegó a Madrid, así que se tendrá que conformar con eso. El café ya está listo y lo echa en dos tazas que coloca sobre una bandeja, junto al plato con las tostadas, la mermelada y el azúcar. Lo coge todo y lo lleva a la habitación, sujeta la bandeja con una mano mientras sube la persiana con la otra y hace que Pablo se despierte a causa de la luz que le da en los ojos.
-Buenos días, princesita. -Dice Lucas riéndose. -Te he traído el desayuno.
-Muchas gracias. -Pablo se sienta en la cama y estira los brazos para que su amigo le pase la bandeja y pueda sentarse él también.
-Pero no te acostumbres, que esto lo hago porque eres mi invitado.
Los dos se quedan en silencio, seguramente pensando en lo mismo, pero es Pablo quien decide ser el que lo diga.
-Todo va a salir bien, ya lo verás. -Lucas sonríe y le pega un bocado a su tostada justo después de haberla untado de mermelada de fresa.
-Me va a resultar muy difícil vivir aquí, sin vosotros.
-Lucas, a mí me vas a tener siempre que me necesites. Sólo tienes que llamarme y me compraré el primer billete de tren que me traiga hasta aquí. Tardaré unas horitas en llegar, pero te prometo que estaré contigo.
-Quédate. -Los ojos de Lucas se empañan y Pablo no sabe qué decir. -Quédate, tío, por favor. Aunque sea un mes para que me dé tiempo a acostumbrarme.
Su amigo le abraza para que no se derrumbe, para que sepa que si se cae, él le levanta y le contesta. -Claro que sí. Te ayudaré con todo esto -Dice mirando las paredes de la habitación a medio pintar. - Y con todo lo que necesites. Y si quieres que te acompañe hoy a trabajar... sólo tienes que decírmelo.
-Muchas gracias pero... tú hoy tienes otro tema pendiente. ¿O te crees que te vas a librar porque ayer Marcos fuera a ver a Vero antes de irse?
Ambos sonríen pensando en la mala suerte que tuvo Pablo, con lo decidido que iba a abrirle su corazón y se encontró con ese panorama.
-Bueno, está bien, pero llevo el móvil encima por si quieres algo.
-Siiiiii, mami. -Contesta Lucas poniendo voz de niño.
-Las relaciones se estropean cuando empiezas a ver a tu pareja como a una madre. -Dice fingiendo preocupación.
-Tú siempre serás mi princesita, ya te lo dije antes jajajajaja. Anda, vamos a ducharnos que no quiero llegar tarde el primer día.
-Sí, pero primero uno y luego otro, que esta conversación está llegando ya a unos niveles extraños jajajajaa
-Yo primero que no quiero llegar tarde. -Grita Lucas mientras sale corriendo y se encierra en el cuarto de baño.
Apaga el despertador, se gira y vuelve a cerrar los ojos. Se está tan bien en la cama... ¿Para qué pondría la alarma tan temprano? ¡¡¡¡PARA EL CASTING!!!! Berta se levanta de un salto, se pone las zapatillas y va corriendo al baño para lavarse la cara. Una vez está totalmente despierta, se dirige a la cocina y pone a calentar un bol de leche en el microondas mientras saca una caja de cereales con trocitos de fruta. Un minuto más tarde, saca el bol, lo coloca sobre la mesa y se sienta en una de las sillas tras coger la cuchara del cajón de los cubiertos. Desayuna tranquila porque aún es temprano. Menos mal que no se ha vuelto a quedar dormida. Cuando no tiene ya más hambre, cierra la caja de los cereales, se bebe la leche que queda y pone el bol en el fregadero. Vuelve a su habitación y abre las puertas del armario de par en par mientras intenta recordar cuál fue el último modelito que le aconsejó su amiga la tarde anterior.
A ver...primero unos pantalones vaqueros pitillo para no parecer muy seria; por encima, una camiseta color salmón de manga corta color salmón, que se lleva mucho este verano; y para darle un toque de profesionalidad, una chaqueta color cámel; y por último, un cinturón del mismo color que la chaqueta y un collar con un poco de pedrería marrón para darle un toque más vivo a la camiseta. Lo coloca todo sobre la cama y abre ahora la puerta del zapatero que tiene junto al armario y escoge unos tacones color cámel con plataforma y tacón de unos nueve centímetros. Los coloca en el suelo, junto a la cama, y coge un conjunto de ropa interior para ducharse antes de hacer la prueba. Y ya de paso, relajar un poco los músculos con agua caliente porque esta mañana se ha levantado más tensa que nunca.
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