CUARENTA
Las paredes del hall de la productora son de un color blanco impoluto. A una altura desmesurada, en el techo, cuelga una lámpara de diseño que debe haber costado bastante cara, al igual que el enorme ventanal que da a la calle. Los sillones y sofás color turquesa rodean toda la habitación, excepto en el centro de una de las paredes, donde se encuentra la recepción, compuesta por un mostrador de cristal negro bastante moderno y con forma curva. El señor Mateo se acerca a la recepcionista que se encuentra en su puesto atendiendo al teléfono y Berta se queda un poco apartada, dejando a su representante que haga su trabajo y disimulando como si no se enterara de la conversación mientras finge leer el guión de la prueba.
-Buenos días
-Buenos días, caballero. ¿En qué puedo ayudarle?
-Verá, soy Alejandro Mateo. Tengo una cita con Toni para el casting del programa que están preparando.
-Espere un momento. -La joven recepcionista se coloca bien los auriculares del teléfono y marca un número a una velocidad increíble. Espera un par de segundos y rápidamente comienza a hablar. -Hola, tengo aquí a un tal Alejandro Mateo que dice tener cita con usted. -Silencio. -Ajá, ahora mismo se lo digo. Hasta luego. -Pulsa el botón de colgar para terminar la conversación y dirigiéndose a Alejandro dice.-Siéntense en los sillones que en un momentito le atienden.
-De acuerdo, muchas gracias. -El señor Mateo se coloca bien la corbata, se dirige a Berta y le pone la mano en la cintura indicándole con la cabeza que tienen que esperar sentados. La joven obedece y los dos se sientan tal y como les han pedido. Ambos están tensos a causa de los nervios, pero Berta lo está mucho más y es por eso que su representante intenta calmarle colocando la mano en su rodilla para transmitirle seguridad.
-¿Cómo lo llevas? ¿Te lo has leído ya? -Dice refiriéndose al guión.
-Como un millón de veces -Suspira. -¿De verdad crees que este trabajo es para mí?
-Estoy totalmente seguro. Ya verás como lo haces genial.
-Pero si aún no han encontrado a nadie para copresentar es porque están siendo muy exigentes y yo hace muchos años ya que no trabajo en esto. Estoy oxidada.
-No digas tonterías. Si no han cogido a nadie aún es porque te están esperando a ti. Están buscándote aunque ellos todavía no sepan quién eres, pero conozco su forma de trabajar y sé que encaja a la perfección contigo. Tú solo relájate, hazlo lo mejor que sepas y disfruta de tu momento.
-¿En serio estás tan seguro de esto?
-Totalmente seguro.
Representante y representada se abrazan fuerte para hacer frente a la prueba con más energía si cabe y justo en ese momento entra alguien por la puerta del fondo. Berta se gira nerviosa para ver quién es y por la sonrisa con la que mira al señor Mateo parece ser que se conocen. Es un hombre delgado y que transmite elegancia con cada uno de sus movimientos. Lleva un pantalón largo de lino marrón clarito, una camisa blanca y un chaleco marrón más oscuro que los pantalones. Los zapatos son unos mocasines oscuros a juego con sus pequeñas gafas, las cuales lleva en la mano. Tiene la cabeza rapada a causa de la temprana alopecia que sufre, pero se nota que se cuida mucho y por eso tiene la piel tan perfecta.
-¡Alejandro, cuánto tiempo! -Los dos se abrazan a modo de saludo. -¡Yo pensaba ya que no te dedicabas a esto y cuando me dijeron que tenías a alguien casi no me lo creo! Tu eres la chica, ¿No? -Dice refiriéndose a Berta.
-Sí, soy yo -Contesta intentando ser lo más simpática y natural posible. No quiere que nadie note que está nerviosa, pero su corazón va a mil; y se acelera mucho más cuando el recién llegado la examina echándole un vistazo de arriba a abajo.
-Yo soy Toni. Encantado. -Se saludan con dos besos. -Eres aún más guapa de lo que me habían dicho y eso es un punto a tu favor.
-Muchas gracias. -Dice Berta intentando no sonrojarse, lo cual le resulta imposible.
-Muy bien. ¿Pasamos al plató y empezamos la prueba? No creo que a los demás les guste esperar.
-Sí, claro.-Contesta el señor Mateo indicándole a Berta que pase delante suya. A la joven le tiembla ya todo el cuerpo y con los tacones que lleva le resulta mucho más difícil andar, pero hasta ahora ha sabido guardar la compostura y fingir normalidad. Cuando ha oído la palabra "plató" ha sentido cómo se le ha parado el corazón de golpe. ¿Van a hacer la prueba en el plató? Eso le impone mucho más. Va a estar rodeada de cámaras, de micros y de toda la gente que esté por allí trabajando, las cuales no deben ser pocos porque si al programa sólo le falta una copresentadora, quiere decir que no tardará mucho en estrenarse. Pasan por un estrecho pasillo formado con paredes de atrezzo, y cuando llegan al final de éste, están ya en plató. Berta se queda impresionada al verlo. Es bastante amplio y en el centro, justo delante de una pantalla enorme, hay una mesa rectangular con un diseño bastante moderno en blanco y tonos azules. Se podría decir que es de diseño futurista, a juego con las sillas transparentes que hay desperdigadas por todo el plató. A la derecha de la mesa, hay un sillón azul reforzado con barras metálicas que tiene pinta de ser muy cómodo y, si Berta no se equivoca, debe estar hecho para las visitas de los personajes que vayan acudiendo al programa.
A la izquierda, bastante más alejada de la mesa centra, hay otra mesa, más finita y alargada que la anterior y con forma de letra "C". La base está formada por una gran cantidad de barras metálicas como las del sillón de los invitados, colocadas todas como si estuvieran desordenadas y la parte superior está hecha con cristal blanco con luces por dentro para que den color a la escena. La iluminación de todo el plató es genial. A Berta no le cabe ninguna duda que el presupuesto para la realización de este programa no es para nada reducido.
-¿Estás lista?
Berta deja sus pensamientos a un lado y cuando se da cuenta, ya están todas las cámaras enfocándola, el cúe encendido con las letras bajando y un coro de personas colocadas de pie alrededor de la escena.
-Sí, claro. -Miente. Casi no puede respirar y parece que el corazón se le fuera a salir del pecho.
-Muy bien, siéntate en la mesa y empezamos. En el cúe tienes el guión del programa piloto. Nos saltamos la parte en la que tu compañero te presenta y comenzamos directamente con lo tuyo. ¿Correcto?
-Sí. -Berta le da el bolso a su representante, que le desea suerte moviendo sólo los labios, sin pronunciar la palabra y, con ese deseo, camina hacia la mesa y se sienta en una de las sillas transparentes que estaban antes cada una por su lado y ahora han colocado en su sitio.
-Te deseo mucha suerte y entramos en tres... dos... uno... ¡Dentro!
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