viernes, 7 de junio de 2013

Con "B" de BERTA. Cap. 35

TREINTA Y CINCO
  -¿Ves esa pared del fondo con la vallita verde delante? Pues ahí tienes que girar a la derecha.
  -¿Por esta calle de aquí?
  -Sí, es ese edificio de ahí.
  -¿Este?
  -Sí, este de aquí.
El señor Mateo aparca el coche en doble fila justo delante del edificio que le ha indicado Berta. Han estado todo el camino desde la cafetería hablando sobre el puesto en el nuevo programa al que aspira la joven y ambos están muy ilusionados. Según le ha contado su representante, ella sería la que aporta un poco de cordura al programa, ya que el formato es un magazine de humor para las sobremesas de tele3. Su compañero en la mesa principal está ya contratado y se trata de un joven que no tiene mucha experiencia en televisión, pero lleva ya casi diez años ganándose la vida con sus show cómicos en teatros de toda España.
Berta tendrá que dar las noticias del día, presentar vídeos de internet e ir introduciendo todo el contenido del programa; mientras que él será quien le dé un puto de vista cómico a ese material y propondrá juegos relacionados con los temas de los que se hablen cada día a los que los dos acabarán jugando.
La idea es que parezca que Óscar Gobantes, el cómico español, es el que ha tenido la idea del programa y ha ido contratando a todo el equipo; pero es un incompetente sin estudios que ha ido llegando a este mundillo no se sabe cómo. La copresentadora, que es el puesto al que opta Berta, intentará hacer un programa serio pero debe asumir las decisiones que tome el que se supone que es su jefe y, de una forma o de otra, intentará salirse con la suya sin que él se de cuenta. La última media hora de programa estará dedicada a diferentes secciones que se irán sucediendo dependiendo del día de la semana, pero en esa parte no participará Berta y sólo tendrá que volver a salir al plató para despedir el programa con el resto de sus compañeros.
Mientras Alejandro Mateo le explicaba todo esto a la chica, le ha sonado el teléfono móvil y le han informado de que el casting se lo harán mañana. Al principio Berta ha dicho que no está preparada, pero las palabras de su representante han hecho que cambie de opinión y la ha convencido para que haga la prueba. Aún así, no está totalmente segura de que pueda dar lo mejor de sí misma ese día.
  -Nos vemos mañana entonces, ¿No? -Dice el señor Mateo con una sonrisa de ilusión. Berta suspira, le mira con ojos de tristeza y contesta.
  -Qué remedio. -Sonríe de forma forzada.
  -De aquí a dos meses seguro que no piensas lo mimo. Va a ser un buen programa y tú vas a estar dentro de este proyecto. Ya lo verás.
  -Eso espero jajaja. -Las palabras de su nuevo representante le proporcionan seguridad en sí misma desde que era pequeña y, a pesar del paso del tiempo, esta costumbre no ha cambiado.
Se dan dos besos para despedirse y Berta se baja del coche, que desaparece rápidamente al doblar la esquina.
Sube las escaleras que dan a la gran puerta del edificio mientras piensa en la ropa que se va a poner mañana.  Se supone que ella le dará formalidad el programa y, por lo tanto, deberá aparentar seriedad; pero por otro lado, es un programa de humor y en ese tipo de espacios, la seriedad es algo que sobra. Entre pensamiento y pensamiento, llega a la puerta de la casa de su amiga. Su futura puerta, al fin y al cabo. Aún no se cree del todo que vaya a compartir piso con África.
Llama al timbre y espera algunos segundos, pero nadie le abre. Ni siquiera escucha movimiento al otro lado de la puerta. Esta África siempre igual de desastrosa... ni la madurez la ha hecho cambiar. Vuelve a llamar, pero esta vez de forma más insistente pulsando el timbre más de una vez y, en una de estas, la puerta se abre de golpe.
  -Pasa, pasa. Necesito terapia YA. -Dice África totalmente preocupada y cogiendo a su amiga del brazo para arrastrarla hasta dentro de la casa.
  -Espérate, mujer. ¡Qué prisas! -Berta mira a África extrañada. Las pintas que lleva no son muy características de una persona tan coqueta en su estilo como ella. Lleva un pantalón corto de chándal de estos son sueltos como los que se llevaban en los años 90, pero de talle bajo; la camiseta blanca de tirantes tiene un pequeño boquete a la altura de la cadera derecha y el pelo lo lleva recogido con una cola de la que se le salen casi todos los pelos. Está claro que no es su mejor momento.
  -Vamos, siéntate en el sofá. Yo voy por las chuches. -Y continúa empujándola hasta que llegan al salón, se da la vuelta y se va a la cocina. Berta se sienta, tal y como le han ordenado hace un momento y con un tono de voz bastante alto como para que su amiga la oiga, pregunta.
  -¿Pero qué te pasa? ¡Estás como hiperactiva!
África vuelve de la cocina cargada de bolsas con gomitas, una tarrina de helado de chocolate, patatas y una botella de dos litros de refresco.
  -¡Que me han cazado! ¡Eso es lo que me pasa!
  -¿Que te qué? -Berta no puede evitar soltar una carcajada
  -Pues eso. -Suelta en la mesa todo lo que llevaba y se sienta encogida en el sofá, justo al lado de su futura compañera de piso. -Que me han cazado. Yo no quería que pasara pero ha pasado. -Coge una bolsa de patatas, la abre y empieza a comer de forma compulsiva. -No sé qué va a ser de mí. -Dice con la boca llena y los ojos empañados.
  -A ver, África, tranquilízate. Deja de comer así que te vas a ahogar. -Ordena mientras le quita de las manos el paquete y continúa hablando. -Deduzco que todo esto es por el chico ese, ¿Verdad?
  -Miguel -Responde con apenas un hilo de voz.
  -Miguel, muy bien. Y deduzco también que estabas con él cuando me has pedido que te llamara. Y que lo has usado como excusa para librarte de él. -África asiente lentamente con la cabeza. -¡Pero, cariño, el amor no es motivo para salir corriendo!
  -¡¿Que no?! -Ahora el tono que usa es enfadado, aunque en realidad no lo esté. -¡El amor es algo que acojona! ¡O al menos debería hacerlo! ¿Sabes lo que es que tu estado de ánimo dependa totalmente de otra persona? Que no puedas acostarte pensando en lo que vas a hacer mañana, sino en él; que tu vida ideal no sea irte a la Conchinchina con tan sólo una maleta; sino ir a donde sea, pero que sea con él; estremecerte cuando te roza o te acaricia; no poder controlar tu respiración cuando estás a su lado. ¿Crees de verdad que eso no es motivo suficiente como para salir corriendo?
Berta está totalmente asombrada. Nunca antes había visto a su amiga tan alterada y casi le cuesta articular una sola palabra para responderle.
  -Joder... Así que ahora resulta que África, doña "No me voy a colgar de nadie en la vida", es toda una romántica.
  -Oye, si has venido aquí para insultarme te puedes ir, ¡Eh!
  -Vale, vale. Tranquila...
  -Bueno, ya sabes qué es lo que me pasa. ¿Ahora, qué opinas?
  -Que tienes que aprender a compartir tu vida porque así vas a disfrutarla mucho más.
  -¿Ese es tu consejo? Permíteme que te diga que es una mierda.
  -Vamos, África, no te cierres a esto que te está pasando. Cuando aprendas a disfrutar de este momento de tu vida te darás cuenta de que es algo precioso.
  -No quiero atarme a nadie.
  -Nadie te pide que lo hagas. El amor también es libertad. Tú y yo nos queremos con locura y no por eso somos menos libres; y lo mismo te pasará con ese tal... Miguel. -Dice cuando por fin recuerda su nombre.
  -Tengo miedo de que me deje. -Ya no puede aguantar más y se le escapa una lágrima que se pierde al caer por la barbilla.
  -Eso no tiene por qué pasar. -Se acerca a ella y la abraza para consolarla. Sabe que realmente lo está pasando mal.
  -¿Y si pasa?
  -Ya me encargaré yo de que se arrepienta -África la mira y sonríe aliviada. -Y bueno... ¿Cuándo van a ser las presentaciones?


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